- Fuentes:
Basura electrónica: ¿qué hay detrás del boom tecnológico?
Alguna vez, ¿la gente para a pensar qué pasa con sus teléfonos y computadoras cuando quedan obsoletos y los desechan para comprar uno nuevo? La sociedad no está realmente informada sobre el daño que genera la basura electrónica en el medioambiente, a dónde acercarla o qué hacer para reducir la contaminación.
Por Mariana Hernández
En los últimos años, la globalización se ha expandido de manera impresionante. Hoy en día, la información que emiten los medios tiene un alcance mundial. Entre los muchos impactos que producen los medios en la sociedad, uno de los mayores es el de imponer modas. La última tendencia que se impuso de manera radical es el uso de los dispositivos electrónicos. Hace unos años, las computadoras y los celulares estaban destinados a gente de recursos. Hoy en día son moneda corriente y los usuarios los cambian por otros más nuevos a la velocidad de la luz.
Además, no es una tendencia fácil de evadir. Muchas madres prefieren que sus hijos tengan celular para poder contactarlos, muchas empresas otorgan celulares gratuitos con el fin de poder ubicar siempre a sus empleados; es, básicamente, la diferencia entre estar o no al alcance de un botón. Pero deberíamos preguntarnos, ¿qué pasa con los celulares y computadoras que van quedando obsoletos? Se convierten en basura. El gran problema es que la gente no se detiene a pensarlo. Si bien la solución no es dejar de consumirlos, ya que realmente tienen gran utilidad, sí se podría frenar un poco la rapidez de la obsolencia. Si alguien en vez de conservar su teléfono celular solo un año y medio, lo conservara tres o cuatro años, la contaminación por residuos electrónicos se reduciría drásticamente.
Por otro lado, no es realmente necesario tener el último teléfono, computadora o consola. Para comunicarse, se puede utilizar tanto un teléfono del 2014 como uno de 1998. ¿Por qué, entonces, hay tantos teléfonos desechados? La respuesta es lo mencionado primeramente: la difusión de los medios. Al ir ganando usuarios, las empresas de electrónica comenzaron a lucrar con la utilidad de sus dispositivos. Hace tiempo que ya no son exclusivamente para comunicarse. Hoy por hoy sirven tanto para jugar como para compras online e incluso para difusión de ideas propias. Es por esta difusión que se crea la irreal necesidad de estar “actualizado”, sin pensar en el precio que paga el ambiente cada vez que un usuario se actualiza.
Sabemos que una de las basuras que más daña y contamina el medioambiente es la basura electrónica. Una sola pila desechada puede contaminar 600 mil litros de agua. En Argentina, cada año se producen 1 millón de computadoras, 500 mil monitores y se venden, en promedio, 1 millón de celulares de cada modelo. Cada pocos meses se pone de moda un teléfono nuevo, con nuevas funciones y se descartan los viejos. No todos los componentes de los celulares y computadoras son reciclables, por lo que la creciente contaminación alarmó a organizaciones defensoras del medioambiente como Greenpeace. Si bien intentaron poner en práctica una Ley de Residuos Electrónicos, en 2012 Greenpeace informó que dicha ley había “perdido estado parlamentario”, por lo que no hay quien diga qué hacer con dichos residuos.
¿Qué hacer, entonces, con la basura electrónica? Lo más conveniente para ayudar a evitar la contaminación es contactarse con alguna ONG para que utilice los residuos en sus programas de reciclaje. No solamente la basura electrónica, cualquier tipo de basura que pueda reciclarse supone una enorme diferencia para nuestro castigado medioambiente. Muchas ONG realizan estos programas, algunas pueden ser:
-Red Reciklar
Humboldt 169.RamosMejia
Tel: 4658-4576
www.reciklar-rehusar.com
-Scrap y Rezagos S.R.L.
Ecuador 462, Ciudad de Buenos Aires.
Tel: (15) 6372-6760 o 4139-8229.
info@rezagos.com
-Compañía La Toma del Sur
Ricardo Gutiérrez 858, Avellaneda.
Tel: 5293-1862 o 4229-9947.
cooplatomadelsur03@yahoo.com.ar
-Equidad Fundación Compañía Social
Piedras 1384, Ciudad de Buenos Aires.
Tel: 4307 8150.
www.equidad.org
-Silkers
Camino General Belgrano Km. 10.500, Quilmes.
Tel: 4270-1735.
info@silkers.com.ar
-Ecovolta
Red de contenedores donde reciben pilas usadas en
www.ecovolta.org.ar
-Dónde reciclo
www.dondereciclo.org.ar
·http://es.wikipedia.org/wiki/Elephantidae
·http://www.buenastareas.com/ensayos/Basurales-En-Argentina/4980936.html
·http://www.telefenoticias.com.ar/es/news/tecnologia/20130905/que-hacer-con-basura-electronica/21406.shtml
·http://tecnologiaverde1.blogspot.com.ar/2010/11/aparatos-electronicos-amigables-con-el.html
·http://diarioecologia.com/%C2%BFcuanto-contamina-una-pila/
·http://www.ambiente.gov.ar/?idarticulo=1335
·http://www.igc.org.ar/megaciudad/N3/Residuos%20Solidos%20Urbanos%20CAMARCO.pdf
·http://www.greenpeace.org/argentina/es/campanas/contaminacion/basura-electronica/
·http://www.greenpeace.org/espana/es/Trabajamos-en/Parar-la-contaminacion/Electronicos/
“Pugedon”, la máquina que recicla y ayuda animales
El nuevo mecanismo que busca reciclar plástico y a su
vez brindarle comida a animales que deambulan por las calles.
Por: Daniela Sofía Jofre
Se calcula que en Turquía hay aproximadamente cien mil gatos
y perros callejeros deambulando, por esta razón se creó “Pugedon, SmartRecycling
Box”. La creación le pertenece a la
compañía Pugedon y es patrocinada por YücesanWagon Co. y la Asociación Vida
Ecológica Oliva.
Pugedon innovó en muchos sentidos en cuanto al reciclado y cuidado de animales. Esta máquina se encarga de reciclar y a su vez, alimentar. Lo primero que se debe hacer es echar el agua que sobra de la botella en un hueco que posee esta máquina, luego se tira la botella en otro, esta misma va a servir para ser reciclada, y al mismo tiempo, sustenta el costo del alimento que expide la máquina. Por lo tanto cada vez que se coloca una botella, la maquina otorga comida y agua para que un perro o gato callejero pueda alimentarse. El mecanismo es muy sencillo y los creadores afirmaron que no supone mayor gasto que el de la administración.
Los objetivos que llevaron a cabo el proyecto fueron el de mantener a la ciudad más limpia, fomentar el reciclaje, ayudar a los animales abandonados, crearles una alerta a las autoridades y a los ciudadanos mostrándoles la cantidad de animales en situación de calle, y hacerlos visibles para que así se fomenten las adopciones. Una buena idea para empezar a hacer un cambio.
No tengo tiempo para separar la basura...
Por Ángeles Lafuente.
Muchos creen
que ocuparse del problema de la basura es perder tiempo, que están demasiado
ocupados para dedicarse a separarla e incluso que no tiene sentido hacerlo.
Pero, ¿realmente es inútil la separación de basura en origen? ¿O hace una
diferencia a tener en cuenta?
La basura es
un gran problema que enfrentan muchas ciudades del mundo y Buenos Aires no es
la excepción. Entre los residuos de C.A.B.A. y las diferentes localidades del
conurbano, el relleno sanitario CEAMSE funciona al límite de su capacidad;
desechamos cada vez más rápido y más cantidades de lo que tardan en degradarse
los residuos. La principal solución es descartar menos residuos y,
necesariamente, reciclar.
El reciclaje
permite reutilizar mas del 60% de las cosas que consumimos (botellas, latas,
papel, cartón, etc.) reduciendo a más de la mitad la cantidad de basura que se
tira por día por persona. Separando en dos recipientes diferentes los
materiales orgánicos de aquellos reciclables, no sólo reintroducimos materia
prima en el circuito económico, sino que además le damos un respiro a la
naturaleza.
Ahora, ¿cuánto
hay que sacrificar para lograrlo? Nada. Simplemente es necesario que al momento
de tirar algo, elijamos entre el tacho de “residuos” y el de “reciclables”.
Este proceso de separación de basura en origen cuesta cada vez menos con el
hábito y la costumbre. Cuanto más acostumbrado esté uno a tirar en uno u otro
recipiente lo que se consume, menos lo identifica como un esfuerzo. Si en cada
hogar hay tachos diferenciados, se hace un aporte importante. Si a eso le
sumamos las escuelas, espacios públicos, comercios, bancos, etc., estaríamos
logrando un cambio fundamental. Sin embargo, para llegar a la meta, hay que comenzar.
Una vez que
existe la voluntad de separar lo reciclable de lo desechable, el problema
aparece cuando no se tiene un circuito accesible para llevar los materiales
reutilizables a donde corresponde. Aquí es importante remarcar proyectos como el del
gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de las “Campanas Verdes”, concientizando sobre la
separación de basura en origen y facilitando el separado.
El proyecto
del Jefe de Gobierno de la Ciudad busca cumplir con la Ley de Basura Cero (N°1854),
que se basa en un principio de reducción progresiva de la disposición final de
los residuos sólidos urbanos, con plazos y metas concretas, por medio de la
adopción de un conjunto de medidas orientadas a la reducción en la generación
de residuos, la separación selectiva, la recuperación y el reciclado. La meta a
alcanzar es la reducción de un 75% de los residuos ambientalmente nocivos para
el 2017 (tomando como base los niveles enviados al CEAMSE durante el año 2004),
lo que conllevará a una disminución de la cantidad de desechos a ser
depositados en rellenos sanitarios.
En dicha ley
se prohíbe también para el año 2020, la disposición final de materiales tanto
reciclables como aprovechables. Este tipo de proyectos cobran valor cuando se
considera su ausencia en muchos otros espacios geográficos, dado que por más
predisposición del ciudadano a separar, sin un gobierno que genere facilidades
para la recuperación de los materiales reutilizables, la separación de basura
en origen pierde efectividad.
A pesar de que
no en todas las localidades de C.A.B.A. y el conurbano hay un sistema de
recolección, ni un proyecto similar al implementado en determinadas comunas de
la Capital, separar la basura tiene varios efectos positivos. El primero y más
obvio, es la reducción de residuos que se envían a los rellenos sanitarios. En
segundo lugar, permite la reincorporación de materia prima útil en el circuito
productivo y comercial, lo que disminuye los costos de producción de diversos
productos. También, hay un aumento del empleo porque un proyecto así requiere
de una importante cantidad de mano de obra para la recolección, separación por
materiales, reciclado y su administración. Por último, la satisfacción
personal que trae participar de un proyecto positivo: el
placer que genera hacer un bien por el medio ambiente, por uno mismo y por
todos los que vivimos en el mismo espacio es único e invaluable. Por lo tanto, la
separación de basura en origen no cuesta ni tiempo ni dinero, pero nos trae más
beneficios que los que podríamos pensar.
Fuente:
Tecnologías aplicadas a residuos
Por Diego Marghetich
Las
recientes investigaciones y avances científico-tecnológicos en el tratamiento
de desechos resultan de gran ayuda a la hora de facilitar y clasificar los distintos
tipos de materiales, contribuyendo a su moderación y reutilización. A su vez,
buscan lograr una mayor concientización sobre el cuidado del medio ambiente.
Un
ejemplo de esto los constituye el RFID (Radio
Frecuency Identification), un sistema integrado de identificación por radio
frecuencia que se ha potenciado en el sector del manejo de la basura. La
identificación por radiofrecuencia trabaja con etiquetas que se colocan en los
tachos de basura y un lector de RFID que va en el camión de residuos, de manera
que pueden ser rastreadas. De este modo, se puede saber cuándo y dónde se está
recolectando la basura. Este sistema permite trazar una ruta con el recorrido y
conocer cuánta basura produce cada sector de la ciudad. A su vez, se instalan contenedores
diferenciados de basura entre los que son destinados para material reciclable y
los que no, permitiendo un avanzado control sobre las áreas que reciclan.
Un aporte importante del RFID es que, debido a su manera de analizar la recolección, permite mejorarla ya que proporciona estadísticas exactas sobre la cantidad de basura producida. De este modo, en las áreas donde el reciclaje es muy bajo, la ciudad puede investigar por qué esto sucede y crear programas informativos y de concientización para lograr así una mayor participación ciudadana. El RFID se está implementando actualmente en importantes centros urbanos de los Estados Unidos, como Los Ángeles.
Un aporte importante del RFID es que, debido a su manera de analizar la recolección, permite mejorarla ya que proporciona estadísticas exactas sobre la cantidad de basura producida. De este modo, en las áreas donde el reciclaje es muy bajo, la ciudad puede investigar por qué esto sucede y crear programas informativos y de concientización para lograr así una mayor participación ciudadana. El RFID se está implementando actualmente en importantes centros urbanos de los Estados Unidos, como Los Ángeles.
Entre
los residuos, un caso especial se presenta en el reciclaje del plástico, cuya tarea
se realiza a mano y demanda mucho tiempo. Sin embargo, el Instituto Tecnológico
del Plástico (AIMPLAS) de la Comunidad Valenciana, en España, está trabajando
en un proyecto llamado DESCONTAPOL que
busca posibilitar nuevos modos de reciclado a través del desarrollo de una
tecnología que permite acelerar el proceso de clasificación del plástico y mejorar
los existentes.
Este
sistema hace uso de la luz fluorescente. Diversos sensores son capaces de medir
la fluorescencia, y según la duración de la misma es posible determinar el tipo
de plástico, lo cual ayuda a que pueda ser clasificado y reciclado rápidamente.
El objetivo principal es eliminar las sustancias críticas contenidas en los
plásticos reciclados, las cuales limitan o imposibilitan su aplicación adecuada
post consumo. Por ejemplo, el material plástico con olores o elementos críticos
que afectan a la capacidad de resistencia del mismo.
Si
bien este proyecto por un lado busca ampliar los mercados a los que se dirige
actualmente la producción de plásticos reciclados (industrias como la del
envase, agricultura, automotriz, electrónica) por el otro, reducirá el
porcentaje de plástico que termina inutilizado y fuera del proceso de
clasificación, reduciendo así los niveles de contaminación.
Respecto a esto último, en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, están experimentando a través de un sitio web llamado “WeRecycle” que muestra las cantidades y zonas que reciclan partiendo de la hipótesis de que no todos los consumidores guardan sus botellas de plástico para luego arrojarlas en depósitos especiales. La investigación busca prevenir la desorganización en la recolección instalando en cada contenedor de basura lectores GPS que envían señales indicando cuántas botellas de plástico han sido arrojadas en una zona específica. De esta manera, toda la información es recolectada y publicada en su sitio de internet, permitiendo la visualización de un mapa online dónde se encuentran los contenedores de basura más accesibles. Cada contenedor cuenta con un índice de reciclaje y tienen una aplicación de Android para poder encontrar los centros de reciclaje más cercanos.
Respecto a esto último, en la Universidad de Georgia, Estados Unidos, están experimentando a través de un sitio web llamado “WeRecycle” que muestra las cantidades y zonas que reciclan partiendo de la hipótesis de que no todos los consumidores guardan sus botellas de plástico para luego arrojarlas en depósitos especiales. La investigación busca prevenir la desorganización en la recolección instalando en cada contenedor de basura lectores GPS que envían señales indicando cuántas botellas de plástico han sido arrojadas en una zona específica. De esta manera, toda la información es recolectada y publicada en su sitio de internet, permitiendo la visualización de un mapa online dónde se encuentran los contenedores de basura más accesibles. Cada contenedor cuenta con un índice de reciclaje y tienen una aplicación de Android para poder encontrar los centros de reciclaje más cercanos.
El
reciclaje de residuos en general no es una tarea sencilla y demandará mucho
tiempo dependiendo del grado de concientización que alcance la población de
cada país. A su vez, podemos advertir que si contamos con la implementación de
nuevas tecnologías para mejorar estos procesos y una investigación adecuada,
los resultados positivos pueden llegar en el mediano plazo, todo depende de las
decisiones que se tomen a futuro.
La historia de la basura en Buenos Aires
Por Johana Córdova
La relación del ser humano con el medio ambiente no es algo ajeno a él, por el contrario, es en éste donde desarrolla sus capacidades laborales, sus relaciones sociales, la satisfacción de sus necesidades básicas, pero depende también de los distintos tipos de sociedades, consumos y desechos que se generan. En este sentido, desarrollaré una breve reseña histórica de los modelos de procesamiento de residuos en la Ciudad de Buenos Aires.
Antes de que la Municipalidad de la Ciudad se hiciera cargo de la higiene pública y formalizara la actividad, el tratamiento de los residuos era algo privado, es decir, que los propios vecinos quemaban o enterraban los desechos en sus casas o en terrenos denominados “huecos”. Las zonas de quema de residuos se dispusieron en las afueras de la Ciudad de Buenos Aires (como por ejemplo en un lugar conocido como “La Quema”), en éstas se depositaban los residuos recolectados por el llamado “Tren de la Basura”, que dejó de funcionar en 1895.
En 1910, La Municipalidad dispuso del primer horno de incineración de basura situado en “La Quema”, pero este proyecto no tuvo una larga duración, no solo por el uso de incineradores por parte de particulares, sino también por la contaminación ambiental que provocaba, razón por la cual se decidió en 1976 cerrar las usinas que aún estaban en funcionamiento.
En el año 1977 se creó el CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) empresa pública encargada de la gestión de residuos sólidos urbanos del Gran Buenos Aires, incluyendo la Capital Federal. La empresa transportaba los residuos desde las zonas de recolección para su disposición final en rellenos sanitarios. Ya en la década de los ‘90, luego de la crisis hiperinflasionaria y con un modelo neoliberal instalado basado en una lógica privatista y de mercado, empiezan a aparecer lo que se conoce como “cartoneros”, es decir, personas de bajos recursos que habían quedado desocupadas por la crisis o no podían acceder a un empleo formal. El “cartoneo” consistió, primero en encontrar algo que los ayude a su subsistencia y, posteriormente, en recolectar los distintos residuos desechados a la vía pública para luego ser vendidos en industrias dedicadas al reciclaje de distintos materiales, como por ejemplo el cartón, el papel y el plástico. Esta actividad se profundizó aun más con la crisis socioeconómica ocurrida en nuestro país en el 2001.
En el año 2002, se sanciona la ley Nº 992 que establece la formalización del trabajo de los “cartoneros” adquiriendo el nombre de “recuperadores urbanos” a cargo de cooperativas, y se los incorpora como un servicio público más dentro de los Servicios de Higiene Pública de la Ciudad de Buenos Aires. Estos recuperadores organizados se dedican a recolectar los materiales reciclables, los cuales son llevados a los denominados “Centros Verdes” para su debido procesamiento, luego son vendidos a distintas industrias para reutilizarlos y convertirlos en materias primas.
Actualmente, existen 12 cooperativas activas en la Ciudad y ocho “Centros Verdes” que funcionan como espacios de trabajo, con equipamiento apto, higiene y seguridad, brindando a los recuperadores urbanos la posibilidad de realizar sus tareas en un espacio físico organizado (en lugar de estar haciéndolo en la calle) y mejorando las condiciones de trabajo, de manera de favorecer su inclusión social.
Por último, quiero resaltar la relación entre la labor realizada por los recuperadores urbanos y el medio ambiente. No sólo se está modificando la situación actual de aquellos que fueron expulsados del mercado laboral con un trabajo comunitario, sino que también esta actividad influye en el medio ambiente sobre el que desarrollamos nuestra vida cotidiana, motivo por el cual es necesario seguir implementando campañas de difusión, de concientización para el reciclaje adecuado de los residuos por parte de cada hogar, con el objetivo de generar ahorros en los costos de energía y principalmente lograr impactos ambientales positivos.
La relación del ser humano con el medio ambiente no es algo ajeno a él, por el contrario, es en éste donde desarrolla sus capacidades laborales, sus relaciones sociales, la satisfacción de sus necesidades básicas, pero depende también de los distintos tipos de sociedades, consumos y desechos que se generan. En este sentido, desarrollaré una breve reseña histórica de los modelos de procesamiento de residuos en la Ciudad de Buenos Aires.
Antes de que la Municipalidad de la Ciudad se hiciera cargo de la higiene pública y formalizara la actividad, el tratamiento de los residuos era algo privado, es decir, que los propios vecinos quemaban o enterraban los desechos en sus casas o en terrenos denominados “huecos”. Las zonas de quema de residuos se dispusieron en las afueras de la Ciudad de Buenos Aires (como por ejemplo en un lugar conocido como “La Quema”), en éstas se depositaban los residuos recolectados por el llamado “Tren de la Basura”, que dejó de funcionar en 1895.
En 1910, La Municipalidad dispuso del primer horno de incineración de basura situado en “La Quema”, pero este proyecto no tuvo una larga duración, no solo por el uso de incineradores por parte de particulares, sino también por la contaminación ambiental que provocaba, razón por la cual se decidió en 1976 cerrar las usinas que aún estaban en funcionamiento.
En el año 1977 se creó el CEAMSE (Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado) empresa pública encargada de la gestión de residuos sólidos urbanos del Gran Buenos Aires, incluyendo la Capital Federal. La empresa transportaba los residuos desde las zonas de recolección para su disposición final en rellenos sanitarios. Ya en la década de los ‘90, luego de la crisis hiperinflasionaria y con un modelo neoliberal instalado basado en una lógica privatista y de mercado, empiezan a aparecer lo que se conoce como “cartoneros”, es decir, personas de bajos recursos que habían quedado desocupadas por la crisis o no podían acceder a un empleo formal. El “cartoneo” consistió, primero en encontrar algo que los ayude a su subsistencia y, posteriormente, en recolectar los distintos residuos desechados a la vía pública para luego ser vendidos en industrias dedicadas al reciclaje de distintos materiales, como por ejemplo el cartón, el papel y el plástico. Esta actividad se profundizó aun más con la crisis socioeconómica ocurrida en nuestro país en el 2001.
En el año 2002, se sanciona la ley Nº 992 que establece la formalización del trabajo de los “cartoneros” adquiriendo el nombre de “recuperadores urbanos” a cargo de cooperativas, y se los incorpora como un servicio público más dentro de los Servicios de Higiene Pública de la Ciudad de Buenos Aires. Estos recuperadores organizados se dedican a recolectar los materiales reciclables, los cuales son llevados a los denominados “Centros Verdes” para su debido procesamiento, luego son vendidos a distintas industrias para reutilizarlos y convertirlos en materias primas.
Fuente: www.buenosaires.gob.ar
Actualmente, existen 12 cooperativas activas en la Ciudad y ocho “Centros Verdes” que funcionan como espacios de trabajo, con equipamiento apto, higiene y seguridad, brindando a los recuperadores urbanos la posibilidad de realizar sus tareas en un espacio físico organizado (en lugar de estar haciéndolo en la calle) y mejorando las condiciones de trabajo, de manera de favorecer su inclusión social.
Por último, quiero resaltar la relación entre la labor realizada por los recuperadores urbanos y el medio ambiente. No sólo se está modificando la situación actual de aquellos que fueron expulsados del mercado laboral con un trabajo comunitario, sino que también esta actividad influye en el medio ambiente sobre el que desarrollamos nuestra vida cotidiana, motivo por el cual es necesario seguir implementando campañas de difusión, de concientización para el reciclaje adecuado de los residuos por parte de cada hogar, con el objetivo de generar ahorros en los costos de energía y principalmente lograr impactos ambientales positivos.
Reciclan basura electrónica con fines solidarios
Desde el año 2002 hasta la actualidad se vieron beneficiadas más de 1300 escuelas de todo el país.
Por Fernando Paz
Es una iniciativa de Fundación Equidad, una ONG que se encarga
de regresar a la vida útil principalmente computadoras y también otros
artículos electrónicos en desuso como cámaras digitales, electrodomésticos,
faxes, fotocopiadoras, impresoras, televisores, para luego donarlos a
instituciones y organizaciones sociales que los necesiten.
Los integrantes de Equidad destacan que su acción es posible
gracias a la solidaridad de particulares
Uno de los pilares fundamentales de su tarea cotidiana es sin
duda la contribución con la disminución del impacto de los artefactos
electrónicos sobre el ambiente, aunque también resulta destacable el punto de
vista social de su trabajo.
En ese sentido, desde la fundación aseguran que las
colaboraciones que realizan no surgen producto de decisiones arbitrarias, sino
que luego de conocer las peticiones que les llegan de las diferentes
instituciones, seleccionan aquellas que consideran con mayores desventajas a la
hora de acceder a las nuevas tecnologías.
Además, resaltan lo importante que resulta el hecho de que
quienes reciban las donaciones también se comprometan con el cuidado del medio
ambiente, ya que les piden que en el futuro cuando las computadoras u otros
equipos dejen de funcionar los entreguen nuevamente a la fundación para poder
mitigar el daño ambiental.
¿Basura qué?
Por Santiago Acevedo
Alrededor de dos
décadas atrás ha surgido una nueva expresión
que a diario se oye a viva voz en foros internacionales, senados de diferentes
países, discursos políticos, universidades, agendas empresariales, colegios,
ONG´S, inclusive en las conversaciones cotidianas de una familia, y por
supuesto, entre los defensores del medio ambiente. Sin embargo, pocos son los
que realmente conocen y le dan la verdadera importancia que ésta se merece. Si
aún no la ha identificado o es la primera vez que lee sobre el tema, se dará
cuenta que el hablar de “Basura Cero” es entrar en un mundo que involucra a todos y
donde cada ser viviente se verá beneficiado.
“Basura Cero” surge
a partir de un ideal positivista de tener un planeta con un reciclaje total;
países como Australia, Nueva Zelanda y Dinamarca son pioneros en adoptar este
nuevo concepto y verlo desde un punto de
vista político, otorgándole alta importancia e implementando políticas que
apoyen la iniciativa.
La mirada actual
del reciclaje deja de lado los pasos trillados y de cajón que encerraban la
basura en un ciclo básico donde se creía que los únicos responsables del tema
eran los “recicladores” encargados de extraer de la basura (cartón, latas
y plástico.) “Basura Cero” va más allá y
hace partícipe del reciclaje a todos, introduciendo variantes como lo son
el “reciclaje en la fuente”, la “fabricación
de productos con la opción de ser reciclables”, “aprovechar los recursos que a
diario se desechan”… En síntesis, que los residuos no lleguen a un relleno,
permitiendo su circulación constante dentro del proceso de transformación en
nuevos elementos. En cuanto a los residuos orgánicos, estos serán procesados en
plantas de compostaje o biogás. De igual forma, ver la labor del reciclador o
mal llamado “cartonero” como un oficio
más que merece respeto y admiración ya que no cualquiera tiene las agallas de
levantarse cada mañana a limpiar la suciedad que el resto del planeta produce a
diario.
Ciudades como Bogotá,
Temuco, Santa Cruz y Buenos Aires han decretado leyes de Basura Cero. En otros
países de Latinoamérica, como Ecuador, Perú, Venezuela, Paraguay, Uruguay y Brasil sus iniciativas se
encuentran marcadas dentro de un proyecto similar. En relación a lo anterior,
se hace foco en Argentina, donde el pasado 24 de noviembre del 2005 se sancionó
la Ley No. 1854 “De Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos” para la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires. El proyecto de
ley fue presentado y liderado por Greenpeace Argentina en agosto del 2004 basándose
en la necesidad de hacer un giro de 180° en el modelo de recolección de basuras
en Buenos Aires.
La ley No. 1854
menciona en su artículo 2 el concepto Basura Cero: “Se entiende como concepto de "Basura Cero", en el
marco de esta norma, el principio de reducción progresiva de la disposición
final de los residuos sólidos urbanos, con plazos y metas concretas, por medio
de la adopción de un conjunto de medidas orientadas a la reducción en la
generación de residuos, la separación selectiva, la recuperación y el reciclaje”.
Este nuevo
mandato legislativo pretende promover “la
reducción de la generación de la basura, la utilización de productos más
duraderos o reutilizables, al mismo tiempo que la separación y el reciclaje de
productos susceptibles de serlo, así mismo, que el compostaje y/o biodigestión
de residuos orgánicos” entre otras, como
lo menciona con detalle la ley en su artículo 8.
Entre tanto, la CEAMSE (empresa creada por los gobiernos de la
provincia de Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires para realizar la gestión
integral de los Residuos sólidos urbanos del área metropolitana), muestra las estadísticas de residuos que
deben ser llevados a un relleno sanitario desde el año 2009 hasta marzo del
2014 y las cifras, en principio, no son muy
alentadoras: se pasó de 1.847.407,3 en el 2009 a 2.131.078,4 toneladas en el
2012. Sin embargo, para 2013 las cifras fueron más favorables registrando un
total de 1.520.263,3 toneladas. Los números persisten en mostrar un balance
positivo detallando una importante reducción en marzo del 2014 en relación al
mismo mes del 2013 pasando de 130.365,4 a 109.108,2 toneladas respectivamente.
Esto permite ver claramente que con la unión de todos los órganos competentes y
la colaboración de cada individuo se puede lograr con éxito el proyecto hecho
ley llamado “Basura Cero”.
Siguiendo el
ejemplo de la Capital Federal, Bahía
Blanca y Rosario están trabajando en su propio proyecto de “Basura Cero”. Desde
la revista Conexiones, apoyados por la Universidad de Buenos Aires, se estará
atento a sus avances y acompañando su progreso.
Fuentes:
Derroche de agua
Un bien preciado,
generador de vida, escaso y necesario cuidarlo entre todos.
Por Rosario Lafuente
Se debe mirar al agua como un
bien preciado del cual depende la vida en nuestro planeta. Cuidarla es misión
de todos y comenzar a cuidar este recurso de manera que afecte nuestras
decisiones personales generará un efecto global positivo, sin duda.
Según Aysa una canilla que gotea
desperdicia 320 litros de agua por semana, que equivale al consumo de agua de
una persona durante tres días. La Organización Mundial de la
Salud informó que se necesitan 100 litros de agua por día para cubrir las
necesidades básicas de una persona. Es alarmante si se contaran todos los
litros de agua que se desperdician en segundos y en acciones cotidianas, ¿Será
porque no tomamos conciencia de la situación o por falta de interés en el tema?
Para estos casos, para tomar en cuenta este recurso del cual depende no solo
nuestra existencia, se deben dejar las excusas de lado y comprometerse con la
VIDA.
El segundo paso, luego de tomar
conciencia del derroche de agua, es comenzar a evitar las pérdidas, cerrando
bien las canillas, no dejar el agua corriendo para lavarse los dientes y la
vajilla. Calcular la temperatura del agua
para las duchas a fin de evitar el agregado excesivo de agua fría, y no dejar
el agua corriendo durante un tiempo prolongado. Tener en cuenta que en un baño
de inmersión se consume más agua que al ducharse.
El riego de las plantas,
jardines, la limpieza del auto y veredas realizarlo con mangueras con sistema
de corte o baldes, dado que una manguera abierta consume 19 litros de agua por
minuto.
Con respecto a los inodoros,
existen depósitos de doble carga diferenciada, dado que para desechar sólidos se requiere más
cantidad de agua que para desechar líquidos, y es más, existen sistemas de
cañerías que reutilizan el agua de desagües de ducha y lavatorios para que
sirva para el inodoro.
Es importante notar que se puede utilizar el agua de lluvia para diversos usos en reemplazo del agua potable, para ello se pueden instalar depósitos teniendo en cuenta de que no sirvan para el desarrollo y criadero de mosquitos.
El lavarropas ayuda a ahorrar agua si se hacen eco lavados y se realiza una carga completa de ropa, lo mismo el lavavajillas que consume menos agua que el lavado a mano.
Los consejos descriptos con
anterioridad se pueden utilizar en establecimientos de todo tipo, escuelas, comercios,
oficinas, hogares, etc. En todo lugar en el que transcurra nuestro día. ¡Súmate
vos también al cuidado del agua!
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