Esta política urbana, que tiende a consolidarse, se apoya en tres conceptos: cuidado del medio ambiente, eficiencia en el uso de recursos y respeto del aspecto “social” de la edificación (con innovaciones para la calidad de vida de los habitantes del edificio y los de la ciudad en la que se emplaza).
En Buenos Aires, declarada “Ciudad verde” por el gobierno local, hay 44 candidatos a certificaciones internacionales como edificios ambientalmente responsables. Estos parámetros de edificación pueden aplicarse a proyectos nuevos o adaptarse a inmuebles existentes, independientemente de la actividad que alberguen (oficinas, vivienda, fábricas o depósitos).
El menor consumo de recursos se logra instalando dispositivos y sensores inteligentes que permiten regular automáticamente el funcionamiento del edificio de acuerdo a las demandas, sin derroche y aprovechando las energías residuales y naturales. Por ejemplo, cuentan con piletones para recolectar agua de lluvia y paneles solares. Además, en su construcción se utilizan materiales especiales, como ventanas que en verano permiten pasar la luz solar al tiempo que reducen la entrada de calor.
Los mayores costos de construcción de este tipo de edificaciones se recuperan en el mediano plazo debido al ahorro en los consumos de servicios y al valor cada vez mayor que adquieren este tipo de políticas responsables en la imagen de las empresas que las construyen y que las habitan. De todas formas, los efectos de la aplicación de estas tecnologías ambientales son más efectivos con el compromiso y responsabilidad de cada individuo en el respeto de su entorno y de los recursos que consume.
Aquí algunos ejemplos:
- Polo tecno-ecológico del Banco Ciudad
La futura sede del Banco Ciudad ocupará una manzana completa. Se adaptará a los parques de su entorno con un sistema de corredores verdes. Su edificación seguirá las normas internacionales LEED (Líder en eficiencia energética y desarrollo).
Con grandes superficies vidriadas y una integración a los espacios verdes que lo rodean, es el proyecto más importante del nuevo polo tecnológico que el Gobierno de la Ciudad promueve en Parque Patricios. Se planea inaugurar a fines de este año y su diseño es de Norman Foster, uno de los arquitectos más renombrados del mundo.
Su orientación fue elegida para aprovechar la sombra de los árboles cercanos. Contará con auditorio y comedor con capacidad para 400 personas y fachadas con parasoles inteligentes para aprovechar la luz natural, regulando la temperatura, uno de los mayores gastos de energía que comúnmente realizan los edificios. A su vez, contará con acceso a bicisendas y subtes.
La actividad bancaria se considera “limpia” ya que en su funcionamiento genera pocas emisiones nocivas para el ambiente. Esto la convierte, junto al desarrollo de software y a las actividades administrativas en general, en las más adaptables al concepto de edificios de oficinas inteligentes y de bajo impacto ambiental.
- Torre Madero Office
Su ubicación, orientación y materiales optimizan la exposición a la luz solar independientemente de la estación del año, lo que lo hace fresco en verano y cálido en invierno. Además, cuenta con paneles solares en las zonas de mayor exposición.
Las nuevas tecnologías aplicadas integralmente desde su diseño no se perciben a simple vista, pero lo que aparenta ser un edificio céntrico más, contiene inéditas innovaciones en su estructura y en sus instalaciones. Por ejemplo, parte del hormigón para su armazón interno fue mezclado con trocitos de telgopor recuperado de embalajes, lo que aportó un 30% del volumen del material necesario. Mientras que las fuentes que decoran la entrada principal, son en realidad enormes recolectores de agua de lluvia que luego se usará para riego y enfriamiento.
Además, cuenta con otras propuestas de protección ambiental: sanitarios con doble descarga (regulan distintas cantidades de agua según el tipo de residuos -sólidos o líquidos-), cubiertas verdes y parquizado con especies resistentes y de bajo consumo de agua, que sirven de aislamiento térmico y filtran de manera natural parte de la emisiones contaminantes. Además, cuenta con instalaciones para ciclistas y promoción del uso eficiente del auto por parte de los habitantes (cuatro personas por auto y vehículos eléctricos o de bajas emisiones).
Por otra parte, cumpliendo con normas para lograr la certificación, se usó un 100% de materiales locales que no deben “viajar” más de 800km. y cuenta con un sistema de triple diferenciación de residuos con depósitos propios. Incluso, el sistema de protección contra incendio está diseñado de manera de actuar con el mínimo consumo de agua y coordinado con los sistemas de ventilación para restringir el flujo de aire cerca de los focos.
Sin embargo, esta mole de 27 pisos, ubicada a sólo 100 metros de la Reserva Ecológica, posee 18 ascensores de 10 m2 cada uno (el tamaño de la cocina de un departamento de 2 ambientes) y 180 baños comerciales (equivalentes a 400 sanitarios domésticos).
- Barrancas de Quinquela
Sobre la Avenida Martín García, frente a Parque Lezama, está el antiguo edificio fabril de estilo art decó construido para la Yerbatera Cruz de Malta en 1927. Luego de años de abandono, en 2007 el inmueble se recuperó con un concepto “bioclimático” y fue transformado en un edificio de oficinas, que actualmente aloja al banco HSBC.
Desde el acceso principal intenta transmitirse la impronta de edificio ambientalmente responsable con la instalación de un mural del artista Quinquela Martín, recuperado de otra construcción que tenía destino de demolición. Además, se buscó promover el aspecto social de la sustentabilidad incentivando a sus empleados a utilizar el transporte público, la bicicleta y a realizar actividad física en el gimnasio de la empresa. También cuenta con un circuito de caminatas que alterna el interior y el exterior del edificio.
El techo del edificio adhiere a la modalidad de "terrazas verdes", un espacio con vegetación que actúa como aislante para mantener las temperaturas. El agua para su riego proviene de un sistema que recoleta el líquido condensado en los equipos de aire acondicionado.
Entre otros adelantos tecnológicos con espíritu ecológico cuenta con ascensores inteligentes, sensores de movimiento para reducir la iluminación en los sectores que no están en uso, paneles solares para el suministro de agua caliente, reducción del consumo de agua mediante la instalación de grifos de cierre automático, depósitos de residuos reciclables y espacio exterior para fumadores ubicado a más de 8 metros de los ingresos de aire. Además, el edificio es apto como herramienta educativa para visitas escolares.
Barrancas de Lezama fue el primer edificio recuperado en obtener certificados internacionales de calidad en los espacios de trabajo y la administración de recursos energéticos. Con su batallón de dispositivos logra una reducción de un 35% de agua potable y un 30% energía eléctrica.