Por Rosario Lafuente
El reciente programa lanzado por
el Gobierno Porteño “Tomémonos dos segundos por la Ciudad” trata de crear
conciencia para que la comunidad separe los residuos en los hogares y oficinas.
Con la creación de la Ley 1854 “Ley
de basura Cero” (promulgada en enero de 2006 y reglamentada en mayo de 2007), se
fijó el objetivo de reducir los desechos a la mitad y apuntar a eliminar
progresivamente los rellenos sanitarios. Si esto se lograra, los materiales
reciclados extenderían su ciclo de vida útil, se conservaría el medioambiente y
disminuiría la explotación de los recursos naturales.
Actualmente se alerta que no
aminoraron las toneladas de basura que recoge el CEAMSE, siendo evidente que
existe una falla grave, como lo es la notoria carencia de contenedores verdes para
depositar los desechos reciclables. Sin duda es necesario que se implementen
programas que instruyan a la sociedad respecto al tema, y que exista un
compromiso del Gobierno que no apunte solo a la publicidad.
En el mes de mayo en el Partido
de San Miguel pusieron en marcha un plan innovador llamado “Creando
Conciencia”, que consiste en identificar, y colocar un sticker en aquellas
bolsas en las que no se ha hecho una correcta separación de los residuos, de
manera tal que sirve para la información del vecino. También en San Luis por
medio de la gestión estatal, se clausuraran diez basurales a cielo abierto, debido
a la creación de una planta para el tratamiento de los desechos sólidos, con lo
que además se generarán nuevos puestos de trabajo. Estos casos muestran los
avances que surgen para proteger el medioambiente en el territorio nacional.
Mientras tanto en la Ciudad de
Buenos Aires hay personas que ejercen un papel clave en la materia que nos
preocupa: los recicladores urbanos, comúnmente llamados “cartoneros”, que han
sido integrados al servicio de recolección formal y trabajan en cooperativas y
centros verdes.
Interesarnos
y reaccionar tomando el problema de la contaminación como propio es
responsabilidad de todos, porque si cada uno de nosotros es consiente que aquello que se encuentra en nuestras manos
por dos minutos al planeta le puede llevar más de un siglo en desintegrarlo;
que reciclando una botella plástica se puede ahorrar la energía necesaria para mantener
encendido un foco de 100 watts durante 4 horas y miles de ejemplos más, no solo
estaríamos haciendo algo para nosotros, estaríamos haciéndolo para nuestro
planeta, los animales y las generaciones futuras también.